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¿Qué esta en juego en Chile?

Por Juan V. *

Las elecciones en Chile han dado como resultado una segunda vuelta entre un candidato de extrema derecha y una candidata de izquierda. En la contienda presidencial, la candidata del frente de grupos de izquierdas y progresistas Unidad por Chile, Jeanette Jara, obtuvo el 26.8% de los votos, seguida de cerca por el conservador-radical José Antonio Kast, quien llegó un 23.9%. En el tercer lugar quedó Franco Parisi con un 19.7%, mientras que Johannes Kaiser y Evelyn Matthei, otros representantes de la derecha, alcanzaron el 13.9% y 12.5% de los votos respectivamente.

En la Cámara de Diputados, la coalición Unidad por Chile, de Jara, logró 61 escaños. Las derechas, sumadas, poseen casi una mayoría simple: Chile Grande y Unido (de Matthei) tiene 34 diputados, y Cambio por Chile (de Kast y Kaiser) cuenta con 42, dando 76 de 155 bancas. El Partido de la Gente, de Parisi, logró una bancada de 14 diputados. En el Senado, Unidad por Chile tiene 20 senadores, Chile Grande y Unido 18, y Cambio por Chile 7. Esta composición hace compleja la formación de acuerdos políticos de cara al próximo gobierno, la bancada del Partido de la Gente en la Cámara de Diputados y los independientes en el Senado serán claves para definir las votaciones.

Luego de los primeros resultados oficiales Matthei y Kaiser rápidamente respaldaron la candidatura de Kast en la segunda vuelta e hicieron llamados a la unidad de las derechas contra la coalición de izquierdas/progresistas de Jara. Franco Parisi, por su parte, se pronunció criticando a ambos candidatos como expresión de “más de lo mismo”, reafirmó que sus posiciones son contrarias a las “ideologías” y la “polarización” e indicó que si alguno de los dos candidatos quiere el apoyo de sus electores tiene que salir a buscarlos.

Estas elecciones se llevan adelante en un contexto de polarización. La situación política en Chile viene marcada por los efectos del Estallido Social de 2019 (que significó el punto más álgido de un ciclo de movilizaciones críticas al neoliberalismo en los años previos), y los dos procesos constitucionales –en 2022 y 2023– que fallaron en canalizar el descontento y las demandas sociales que llevaron a las jornadas de octubre de 2019. A estos desafíos estructurales se suman problemas más concretos, como el sentimiento antimigratorio hacia ciudadanos venezolanos y una creciente sensación de inseguridad ciudadana, que, si bien no se incrementa al ritmo de las estadísticas criminales, ha calado hondo en la población. Por su parte, el gobierno de Gabriel Boric, abandonando sus banderas centrales de reformas, no ha sabido dar una respuesta contundente a las problemáticas cotidianas de los chilenos.

De cara a la segunda vuelta Kast parte como favorito si se hace una suma de los votos de Matthei y Kaiser, también candidatos de la derecha. Con las declaraciones de Kast se observa que su estrategia apunta a consolidar esa “unidad por Chile” contra la candidatura de Jara. Busca de este modo encuadrar la elección entre la disyuntiva de un “cambio real” o la “continuidad” de un “gobierno fracasado” y cuya posible victoria de Jara significaría que “gana el desorden”. Para Jeanette Jara, el reto es un despliegue político intenso, su campaña debe priorizar la generación de acuerdos con grupos y organizaciones de la sociedad, yendo más allá de lo meramente comunicacional y las redes sociales que están atrapadas en la lógica del algoritmo. Jeanette Jara es mejor candidata que Kast en términos de liderazgo y franqueza, proviene de una larga historia de militancia social y política que puede ser una ventaja para generar compromisos concretos en los territorios e ir más allá del juego mediático que favorece a la derecha.

Lo que está en juego en la región

En un contexto geopolítico de disputas estratégicas y una coyuntura particularmente compleja en la región, las elecciones chilenas no pasan desapercibidas. Chile enfrenta desafíos importantes: en una coyuntura en la que el gobierno de Trump presiona por alineamientos incondicionales a su política exterior, donde aliados tradicionales como Colombia buscan diversificar sus relaciones comerciales con otros bloques del mundo y muestran simpatías por los BRICS, el próximo gobierno debe tomar una posición más clara. Evidentemente los posicionamientos geopolíticos de Jara y Kast difieren profundamente, mientras Jara podría contribuir a impulsar un bloque regional de cara a diversificar relaciones políticas y comerciales con otros bloques, la apuesta de Kast se encamina a un alineamiento incondicional a la política exterior de Trump.

De este modo, con las elecciones en Chile se juega también el tablero de la política regional. En un mundo que tiende a ser más caótico y con la crisis de occidente a cuestas, la apuesta por impulsar la integración regional significa no encadenar nuestra suerte a la decadencia de occidente. Los resultados van a impactar en la correlación de fuerzas en la región, los chilenos tienen en sus manos decidir si su próximo gobierno se une al coro de gobiernos de extrema derecha como los de Argentina, Ecuador, El Salvador, Perú, entre otros o si hace parte de quienes apuestan por mayor integración y cooperación regional.

*Analista político

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